Hay personas que, en un momento de peligro mortal, piensan en primer lugar en quienes necesitan ayuda. Hay muchas personas de este tipo, en particular, entre las trabajadoras sociales. En los últimos años, ha habido muchos ejemplos de cómo las trabajadoras sociales bajo fuego enemigo continuaron entregando alimentos, medicamentos y pensiones a las y los pensionistas y a las personas con discapacidades. También ha habido quienes, preocupadas por la seguridad de las personas ancianas, las instalaron en casa. Las trabajadoras sociales dicen que en tales situaciones no fueron impulsadas tanto por el deseo de mantener un puesto de trabajo en el que reciben un salario bastante modesto, como por un sentido de responsabilidad. En este artículo, hablaremos sobre el trabajo desinteresado de las trabajadoras sociales; averiguaremos si su trabajo es valorado hoy en día, y también preguntaremos a las propias trabajadoras sociales sobre los problemas de la ayuda social en Ucrania.
"La única que aceptó trabajar"
Las responsabilidades de las trabajadoras sociales incluyen ayudar a las categorías vulnerables de la población, en particular las y los pensionistas que viven solos y las personas con discapacidades físicas y psicológicas que necesitan cuidados, atención doméstica y médica. La situación suele ser extrema, porque ya en la vida ordinaria estas personas a menudo no pueden cuidarse adecuadamente. Algunas de los empleadas, al darse cuenta de esto, no abandonaron sus labores ni siquiera con el comienzo de un intenso bombardeo, exponiéndose a un peligro mortal. Una de estas trabajadoras sociales era Lilia Blazhko, del pueblo de primera línea de Pavlivka, región de Sumy, a dos kilómetros de la frontera con Rusia. La mujer dice que comenzó a trabajar en el sector del trabajo social por accidente.
"Cuando comenzó la guerra estudiaba en la Escuela Bilopil, pero casi de inmediato volví a Pavlivka. En aquel momento el pueblo buscaba una trabajadora social. Diez residentes necesitaban ser asistidos. Pero nadie quería, tenían miedo. Yo fui la única que aceptó trabajar", le dijo Lilia a Commons.
A pesar de la retirada de las tropas rusas de la región en la primavera de 2022, vivir en Pavlivka hoy sigue siendo peligroso. El pueblo es bombardeado regularmente, por lo que solo permanecen 160 de los más de 800 residentes. Recientemente, un proyectil estalló en un patio, dañando la casa y las dependencias. Los propietarios no resultaron heridos solo porque estaban en el huerto en el momento del estallido del obús. Cabe señalar que Pavlivka es un pueblo de una calle que se extiende por 10 kilómetros. Para llegar a una persona que necesita atención, Lilia Blazhko tiene que recorrer una distancia considerable, y exclusivamente a pie, ya que no puede montar en bicicleta.
Durante el tiempo que vivió en el pueblo de primera línea del frente, la mujer aprendió a determinar las "salidas" y las "llegadas". Con fuertes bombardeos, ella, junto con las personas a las que ayuda, descienden al sótano o, si los bombardeos la sorprenden en el camino, busca refugio cerca de la carretera. Los deberes de Lilia incluyen no solo la entrega de pensiones, productos y medicamentos a ciudadanos y ciudadanas de baja movilidad, sino también asistencia en la vida cotidiana: lavado, cocina, limpieza, asistencia con el huerto. Entre otras cosas, Lily también puede hacer una pequeña reparación, por ejemplo, pegar el papel pintado. Ella dice que esto no le supone ningún problema porque de profesión es pintora y trabajadora del yeso. Por su trabajo, a pesar de las peligrosas condiciones de trabajo, recibe 6.500 UAH (149 euros) al mes.
Ni hablar de abandonar a la gente
Residente del pueblo de Verkhnya Syrovatka, región de Sumy, Vera Temchenko ha estado ayudando a 17 residentes locales desde el comienzo de las hostilidades, y a siete de ellos, por su propia iniciativa, desde que sus familiares se fueron, y no quedaba nadie para cuidarles. Cuenta que el pueblo fue bombardeado en los primeros días de la guerra. La trabajadora social recuerda el momento en que escuchó por primera vez el vuelo de proyectiles sobre su cabeza.
"Recuerdo que entonces iba en bicicleta para llevarle pan a un hombre con discapacidad y a su madre, que tiene también discapacidad. De repente, comenzó el bombardeo. El aire vibraba por el vuelo del proyectil. Decidí continuar mi viaje de todos modos, mientras conducía a una velocidad que nunca antes había conducido. La siguiente vez cuando iba a la oficina de correos para buscar las pensiones para la gente, me retrasé. De repente, el bombardeo comenzó cerca. Resulta que los impactos de los cohetes fueron, en particular, en el camino por el que se suponía que debía ir", dijo Vera Temchenko a "Commons".
Dice que sus familiares intentaron en repetidas ocasiones persuadirla de que dejara su trabajo, pero ella se negó.
"No podía abandonar a la gente. ¿Quién se encargaría de ella entonces? Precisamente porque yo y otras trabajadoras sociales seguimos ayudando a pesar del bombardeo, estas personas superaron un momento difícil porque entendieron que no serían abandonadas. Durante todo el período de bombardeo, ninguna trabajadora social de nuestra comunidad dejó su trabajo. Y hoy, cuando existe el peligro de una nueva invasión a través de nuestra región, todas las trabajadoras sociales de la comunidad han dicho que seguirían trabajando", dijo la mujer.
Hablando de las peculiaridades de su trabajo, Vira Temchenko admite tristemente que su profesión no es muy popular en la sociedad. Ella comenzó a estar orgullosa de la profesión hace solo unos años, cuando fue a trabajar como trabajadora social y se dio cuenta de la responsabilidad que tenía. La mujer dijo que las y los jóvenes no quieren hacer el trabajo social, y quienes lo hacen a menudo renuncian porque no soportan las condiciones de trabajo. Esto se debe a que tienes que cuidar de personas con trastornos mentales o de aquellas que llevan un estilo de vida no muy social.
"Nadie quiere ocuparse de esas personas. También hay problemas de desplazamiento. En verano uso una bicicleta que me dieron específicamente para esto, pero en invierno tienes que caminar mucho. En cuanto al día de trabajo, a menudo comienza una hora antes, porque necesitas tener tiempo para comprar los productos que me piden las y los pensionistas, porque están acostumbrados a comprarlos a ciertos vendedores. En cuanto al salario, solíamos ganar más porque teníamos bonos, pero hoy en día el salario es menor y asciende a 6,4 mil UAH al mes", detalla Vira Petrovna.
La mujer cree que el Estado necesita promover el trabajo de las trabajadoras sociales en la sociedad, al mismo tiempo, mejorar sus condiciones de trabajo y aumentar los salarios. Sin embargo, a pesar de las difíciles condiciones de trabajo y un salario modesto, la asistenta social asegura que le encanta su trabajo. Dice que se preocupa cada vez que ve una llamada perdida de las abuelas a las que ella ayuda, y si luego no puede comunicarse con ellas durante mucho tiempo, se preocupa por su salud. "Creo que las personas mayores deberían merecer más cuidado y respeto hoy en día", concluye la mujer.
El trabajo de Natalia no ha disminuido
Hablamos con otra trabajadora social de Verkhnya Serovatka, Natalia Zelenina. Desde el comienzo de la guerra a gran escala, una trabajadora social con diecisiete años de experiencia ha ayudado a 11 personas. Entre ellas estaba una residente de 101 años, Kateryna Alekseevna, a quien Natalia llevó a su casa porque temía por su vida: a la abuela le gustaba sentarse junto a la ventana, cuyos restos, en caso de explosión, podrían hacerle daño. Como no había cama extra en la casa de Zelenina, la trabajadora social cedió a la pensionista su cama; ella misma durmió en el suelo. Una semana después de mudarse un proyectil estalló dañando la puerta y las ventanas de la casa de la anciana.
Natalia Zelenina nos dijo que del 24 de febrero al 26 de marzo, mientras las tropas rusas estaban en Verkhniy Syrovatka, prácticamente no durmió porque tenía miedo de caer bajo el fuego. Al mismo tiempo, no quería esconderse en el sótano y dejar a la abuela sola en la casa.
"Hubo días en los que se escuchaban explosiones continuamente, pero era necesario entregar comida a la gente. Pedía entonces a mi marido que me llevara en coche. Si todo estaba tranquilo, iba en bicicleta. Por supuesto, era consciente de todos los riesgos, pero ¿cómo podría abandonar a las personas que cuentan con mi ayuda?", dice la trabajadora social.
Con el fin de las hostilidades en la región, el trabajo de Natalia Zelenina no ha disminuído. Todos los días tiene que visitar a varias personas a las que no solo entrega comida, sino que también ayuda con las tareas domésticas.
"Hoy fui a ver a cuatro personas. Durante el día, lavé la ropa, cociné la comida, fuí a la farmacia a por medicinas, corté las hierbas alrededor de la casa de una mujer mayor con una hoz y planté pepinos. Sucede que alguien pide que le vaya a ayudar al día siguiente, aunque le toque al final de la semana. Y no puedo negarme porque entiendo que ahora es el momento de trabajar en el huerto, todo el mundo quiere tener tiempo para plantar. ¿Cómo me las arreglo para hacer todo? ¡Sí, hasta las ocho de la noche todavía está muy despejado! Por lo tanto, a menudo tienes que quedarte en el trabajo durante otras dos o tres horas. En casa, sin embargo, no tengo tiempo para nada", dice la asistenta social.
De todas las asistentas sociales con las que hablamos, Natalia Zelenina es la única que tiene una bicicleta eléctrica que sus hijos le dieron. Dice que esto le ha permitido ahorrar energía de forma sorprendente. Su marido es también de una gran ayuda puesto que lleva por su propia iniciativa a algunas personas jubiladas al hospital del centro regional situado a 12 km del pueblo.
Viajes peligrosos
Natalia Adamenko de la región de Chernihiv proporciona asistencia a las y los residentes de tres aldeas fronterizas: en Pushkari, donde vive, y a personas de las aldeas vecinas de Kovpynka y Kremsky Bugor. A veces tiene que recorrer largas distancias en bicicleta, a veces caminando. Con el comienzo de las hostilidades, Natalia no dejó su trabajo ni un día, aunque el territorio fue bombardeado periódicamente por misiles "Grad".
"Con miedo o no, tienes que ir. Una vez tenía que ir a Kremsky Bugor a ver a un anciano, pero me llamó y me dijo que estaba en la ciudad y que no debía ir. Después de un tiempo, el pueblo fue bombardeado", nos cuenta Natalia.
Aunque la región está ahora relativamente tranquila, los pueblos en los que Natalia tiene personas a su cargo se encuentran a 10-15 km de la frontera, por lo que los obuses llegan allí periódicamente. Debido a esto, incluso las ambulancias se niegan a llegar a los pueblos. Una de las características del trabajo de una trabajadora social de la región de Chernihiv son las largas distancias.
"Desde mi casa hasta una de mis abuelas en Kovpynets hay ocho kilómetros de ida. Voy allí en bicicleta. Si está lloviendo o nevando, entonces mi marido me lleva en coche. Pero ahora el agua ha subido cerca del pueblo durante el segundo año, y ya no puedo pasar, así que camino... Para acercarme a Kremsky Bugra, tengo que ir directamente a través del bosque, que es peligroso, porque los perros andan por allí. Se han visto lobos que atacaban a perros domésticos", dijo la mujer.
El trabajo de Natalia Adamenko es similar al trabajo del resto de nuestras interlocutoras: entrega de alimentos, medicamentos, asistencia en la casa y en el huerto. Recientemente aún, Natalia se vio obligada a llevar agua potable a una de las abuelas de la vecina Kovpynka, pues el agua de los pozos de la jubilada y de sus vecinos, que viven en las afueras del pueblo se había agotado.
"Por lo tanto, cogía un bidón de 20 litros en casa, recogía agua de una fuente pública, que está a un kilómetro y medio y se la llevaba. Pero después de que esto se publicara en la televisión, el problema con la fuente que no funciona se resolvió", dijo Natalia.
Esta mujer ha estado trabajando como trabajadora social durante 14 años y no se plantea dejar la profesión. Dice que le encanta su trabajo, aunque se le paga muy modestamente: 5.500 UAH al mes. El marido de Natalia aún no está trabajando, por lo que la familia se ve obligada a ahorrar literalmente en todo.
La piedra angular del apoyo social
Para proporcionar un apoyo social decente a la población se necesita una financiación significativa, porque los fondos no solo se destinan al pago de salarios a las trabajadoras sociales, sino que también deben utilizarse para financiar las prestaciones para las personas mayores. Desafortunadamente, las capacidades económicas de muchas categorías vulnerables de ciudadanos son extremadamente limitadas.
"En abril, con una pensionista a la que cuido fui a la ciudad donde compró medicamentos por 2.700 UAH (61 euros): cinco inyecciones, algunas pastillas y una barra de pan. Casi toda su pensión se fue en ello. Además, muchas personas con movilidad reducida gastan mucho dinero para llegar al hospital de Novgorod-Seversky. Desde nuestro pueblo, el autobús va a la ciudad una vez a la semana, por lo que está abarrotado pasajeros, por lo que las y los pobres pensionistas con sus cachabas simplemente no pueden ni subir a bordo. Debido a esto, muchos de los ancianos se ven obligados a pedir un chófer con su propio medio de transporte. Tal viaje cuesta 800-900 UAH", nos cuenta la trabajadora social.
Vera Temchenko dice que muchas personas mayores en su pueblo se ven obligadas a ahorrar literalmente en todo. Incluso el agua de los pozos, que es gratuita para su uso personal, tratan de usarla con moderación para no hacer que una vez más un camión tenga que venir a bombear el pozo de alcantarillado. A muchas personas mayores les gustaría criar animales y aves de corral para no comprar leche, huevos y carne, pero no pueden, porque necesitan el dinero para la alimentación. Muchos pensionistas, dice Temchenko, recuerdan los tiempos en que la ONU les pagó asistencia financiera en el primer año de la guerra. Pero ahora la gente apenas recibe dinero.
"Al ver cómo viven estas personas, te das cuenta de que la vejez no debería ser así. Es necesario que una persona entre en la edad de jubilación físicamente más saludable, para que no se quede sola consigo misma y sus problemas. Por eso tú, como trabajadora social, tratas de apoyar a esas personas".
Cabe señalar que hay muchas trabajadoras sociales en Ucrania que están listas para hacer su trabajo desinteresadamente, incluso arriesgando sus vidas, pero ¿por qué reciben un salario tan escaso por su trabajo? Esta pregunta de "Commons" fue respondida por la socióloga autora de una serie de estudios sobre servicios sociales Natalia Lomonosova. Según ella, los servicios sociales son gestionados por organismos de autogobierno local y, por lo tanto, estos últimos deben mantener y pagar los salarios a sus empleadas. Para hacer el pago, hay una cuadrícula de tarifas que forma los salarios oficiales. Sin embargo, según la socióloga, en general, los salarios oficiales en la cuadrícula de tarifas son bajos y necesitan ser revisados.
"Otro problema es que los salarios oficiales desde 2017 están vinculados al mínimo de subsistencia, no al salario mínimo, como ocurría antes. Esto lleva al hecho de que los salarios oficiales más bajos son más bajos que el salario mínimo, a veces por varios miles de UAH", dijo la socióloga.
Según Natalia Lomonosova, si el salario oficial del empleado es inferior al salario mínimo, la legislación obliga al empleador a hacer un pago adicional como suplemento. Por lo tanto, hoy en día algunas trabajadoras sociales reciben salarios al nivel mínimo, del que también se retienen los impuestos.
Natalia Lomonosova añade que, por su parte, los organismos de autogobierno local pueden introducir pagos adicionales del presupuesto local, así como mejorar las condiciones de trabajo, por ejemplo, proporcionar a las trabajadoras sociales bicicletas eléctricas, comprar los vehículos necesarios al centro para la prestación de servicios sociales. Sin embargo, depende de las prioridades de las autoridades locales, así como, y lo que es más importante, del presupuesto de la propia comunidad. Después de la reforma de la descentralización, los organismos locales adquirieron una amplia autonomía, mientras que sus recursos dependen de la presencia de grandes empresas en el territorio de la comunidad que son los contribuyentes.
Natalia Lomonosova también agregó que para el desarrollo efectivo de la política social para la prestación de servicios sociales, es necesario desarrollar una red de especialistas en este campo. A día de hoy, el número de especialistas en trabajo social y otros trabajadores sociales en el estado es insuficiente, aunque la necesidad de tales especialistas no hace sino que crecer.
"Recientemente, el número de personas que se encuentran en circunstancias difíciles ha aumentado. Además, la situación de las personas mayores que necesitan atención ha empeorado, ya que muchos de sus familiares se han ido al extranjero. Esto cuando algunas trabajadoras sociales también dejaron sus pueblos", subrayó.
Las dificultades en la economía, las acciones militares, la destrucción de las infraestructuras, todo esto conduce a un agravamiento de la situación de las categorías vulnerables de la población. Y a pesar de todos los obstáculos y los escasos salarios, las trabajadoras sociales continúan desempeñando sus deberes de manera honesta y valiente.
Sin embargo, la prestación de calidad de apoyo a las categorías vulnerables de la población no debe basarse en la dedicación de las empleadas individuales y depender solo de los recursos de una comunidad. Las necesidades y problemas básicos de las personas que, debido a la edad y las discapacidades físicas, son incapaces de cuidarse adecuadamente, deben cerrarse y resolverse a nivel sistémico. Sin embargo, ahora solo podemos afirmar que el apoyo social proporcionado por el Estado es claramente insuficiente.
Al mismo tiempo, muestras de trabajo desinteresado de trabajadoras sociales en muchas regiones de Ucrania dan testimonio de los esfuerzos de las personas, al menos a nivel individual, para la creación de mejores condiciones para quienes lo necesitan. Esto significa que hay muchas personas en el país que ven claramente la necesidad urgente de mejorar la calidad de vida de la población y entienden lo importante que es actuar en esta dirección. Y este ya es un paso hacia el cambio para mejor.
04/06/2024 Commons
Traducción del francés: Faustino Eguberri para viento sur