Sobre las «amenazas existenciales» y las guerras imperialistas

Hilo de Ilya Matveev en Twitter

Ucrania nunca ha supuesto ni podría suponer una «amenaza existencial» para Rusia, contrariamente a lo que predican Mearsheimer y compañía. Sino que la propia guerra ayudó a crear una.

En 1987, Gorbachov y Reagan firmaron el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (Tratado INF). En 2019, la administración Trump se retiró unilateralmente de él. Esta decisión creó la posibilidad de una nueva carrera armamentística nuclear en Europa. Hay un debate sobre por qué Estados Unidos abandonó el tratado. La posición oficial de EEUU fue que Rusia rompió el tratado al desarrollar el misil de crucero 9M729 que tenía un alcance de 2.500km (violando así el límite de 500km del tratado). Rusia lo negó y afirmó que el alcance del misil era inferior a los 500 km. En realidad, la verdadera razón podría ser el deseo de Estados Unidos de contener a China, y no la supuesta violación del tratado por parte de Rusia, que podría ser sólo un pretexto.

En cualquier caso, la colocación de misiles estadounidenses de alcance intermedio en Europa podría considerarse realmente peligrosa para Rusia, reiniciando la carrera armamentística de misiles en el continente. A finales de diciembre de 2021, Putin declaró: «Estados Unidos está con misiles a nuestras puertas. ¿Es una exigencia excesiva no instalar sistemas de choque en nuestra casa?». Sin embargo, lo más importante es que Estados Unidos indicó que estaba dispuesto a negociar sobre la cuestión de los misiles de alcance intermedio y los ejercicios de la OTAN en Europa. A principios de febrero de 2022, Estados Unidos y la OTAN ofrecieron a Rusia inspeccionar sus bases en Rumania y Bulgaria para verificar la ausencia de misiles de crucero Tomahawk capaces de alcanzar el territorio ruso. Sin embargo, el Kremlin rechazó estas propuestas y entró en guerra con Ucrania. Muy posiblemente, la razón de este rechazo fue que el propio Kremlin había instalado misiles de alcance intermedio en Kaliningrado, rechazando las inspecciones de la OTAN en el lugar.

La cuestión de Ucrania no estaba en absoluto relacionada con la cuestión de los misiles de alcance intermedio. Ni siquiera la ocupación total de Ucrania habría impedido que Estados Unidos instalara misiles en Europa del Este, más bien lo habría acelerado. Después de la invasión, todas las conversaciones sobre la limitación de los misiles de alcance intermedio se derrumbaron y ya nadie ofrece al Kremlin inspeccionar los emplazamientos de misiles en Rumanía y Bulgaria.

En otras palabras, la invasión de Ucrania no tuvo nada que ver con las «amenazas existenciales» para Rusia, es más, en realidad las creó al hacer casi inevitable la nueva carrera armamentística de misiles en Europa. Esta es una consecuencia de la invasión como lo es la entrada de Finlandia y Suecia en la OTAN, es más, es la consecuencia más importante desde el punto de vista estratégico.

La verdadera razón de la invasión fue y ha sido siempre la incapacidad de Putin de tolerar una Ucrania independiente y soberana. La primera fase de la acumulación de tropas en la primavera de 2021 comenzó después de que las autoridades ucranianas tomaran medidas enérgicas contra las fuentes de influencia rusa en Ucrania, sacando de antena tres canales de televisión pertenecientes a Viktor Medvedchuk, aliado y amigo personal de Putin. Esto no tiene, ni ha tenido nunca, nada que ver con «amenazas existenciales» o «problemas de seguridad». Tiene todo que ver con el deseo de Putin de tener un veto personal sobre cualquier decisión tomada por el gobierno ucraniano. No sólo «influencia», sino pleno poder de veto. De hecho, como escribí antes, si no hubiera habido invasión, el gasoducto Nord Stream 2 estaría prácticamente garantizado, privando a Ucrania de su influencia en las ventas de gas ruso a Europa, y de 3.000 millones de euros en tasas de tránsito. Antes de la invasión rusa de Ucrania, era muy probable que el nuevo gasoducto ruso-alemán entrara finalmente en funcionamiento. Y, sin embargo, Rusia invadió Ucrania y el gasoducto ha quedado inutilizado (probablemente para siempre). Pero para Putin, incluso el aumento de la influencia no era suficiente. Lo que quería (y sigue queriendo) es reducir a Ucrania al estatus de colonia rusa. Lo explica literalmente en su artículo de julio de 2021, lleno de una retórica abiertamente colonialista e imperialista. Por este objetivo, Putin está dispuesto a arriesgarlo todo, incluso cualquier consideración de seguridad. La seguridad es la víctima de la invasión, no su causa.

Ahora bien, no sé cuál era el motivo principal de Putin: un sentimiento de humillación personal tras dos décadas de política ucraniana fallida (y la humillación es su mayor temor) o la megalomanía imperialista que surge de su interés obsesivo por la historia rusa y soviética. Pero el hecho es que Putin estaba dispuesto a arriesgarlo todo, incluso la seguridad de Rusia a corto y largo plazo y sus intereses económicos, por su deseo de subyugar a Ucrania. Y no es que no se le advirtiera (incluso por parte de ex militares acérrimos nacionalistas) de que la invasión de Ucrania sería un error colosal y un desastre para Rusia. Pero la ordenó de todos modos.

En resumidas cuentas: Rusia es una autocracia personalista y demuestra no sólo la miseria que tales regímenes infligen a sus poblaciones, sino los inmensos peligros que conllevan para el mundo.