La gente trabajadora ucraniana necesita la ayuda internacional para sobrevivir

Estoy en Kiiv desde hace cuatro días. He formado parte de una delegación internacional de solidaridad organizada por sindicatos FPU y KVPU. El día 22, hace dos días, celebramos una conferencia, mitad virtual y mitad presencial, en la sede de la FPU. Aunque fue acordada a última hora, recibió el apoyo de la CES y de la CIS y participaron muchos sindicatos nacionales. La lista es larga y ahora mismo no la tengo a mano en el sitio donde estoy pero, como dato, participaron en total 191 personas.

La única delegación internacional físicamente presente en la sala de la casa de los sindicatos de la plaza Maidàn fue la de UGT de Catalunya. Fue con apoyo de UGT del estado. El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, es también vicepresidente de la CES.

Todas las intervenciones de los delegados internacionales mostraron su apoyo a Ucrania y sus sindicatos. Desde Europa, Norteamérica, Australia, transmitieron mensajes de solidaridad con deseos de que la gente trabajadora pueda estar en mejores condiciones dentro de poco.

Al término del acto el presidente del FPU hizo un acto propio y pidió a sus delegados que esperasen. Entonces mostró una maleta donde había un dron y dijo que como sindicato hacían donación de ese aparato que ayudaría a salvar vidas a compañeros de su sindicato y otros trabajadores que están en el frente defendiendo a Ucrania. Fue un acto íntimo y solemne y se tomaron fotos y vídeos de las personas presentes y del dron.

Hoy sábado, cuando se cumplen dos años de la invasión y la guerra a gran escala, he ido a ver a los ferroviarios. El compañero Oleksandr Skyba, dirige el sindicato ferroviario de la KVPU. Nos habíamos encontrado por primera vez en Lviv en mayo de 2022. Y me había prometido presentarme a otros compañeros ferroviarios cuando estuviera en Kiiv. También estaba el dirigente del sindicato Independiente de ferroviarios Oleg Shkoliar. Y la compañera Natalia Zemlianska, del sindicato de productores y emprendedores FPU, que organiza trabajadoras de los servicios y negocios auxiliares del ferrocarril, en su mayoría mujeres y con mayor precariedad.

Todos ellos querían saber qué hacen los ferroviarios en Cataluña y España, como ven la situación de Ucrania. Para ellas y ellos la vida bajo la guerra ha cambiado mucho. En primer lugar deben continuar su labor de servicio público, que es esencial, tanto para el transporte de las personas como del ejército. En Ucrania no funcionan los aviones. Pero además deben defender a sus afiliados y afiliadas ante una situación en la que la guerra es utilizada en ocasiones para que la empresa y el estado abandonen su responsabilidad respecto a sus trabajadores. Y a las familias y trabajadores que huyen desplazados de las zonas destruidas.

Un ejemplo de hasta dónde llega esta situación crítica de abandono es la falta de material en muchos lugares del frente. Elementos básicos como chalecos antibalas, guantes, calienta-manos o buenos abrigos, se los deben buscar los propios soldados. Y me explican lo necesario que es en la actual guerra algunos dispositivos electrónicos para sobrevivir. Como no pueden hacer protestas ni huelgas por la ley marcial, no tienen herramientas para reclamar al gobierno, y menos cuando están en el frente.

Me cuentan el caso de un compañero ferroviario que murió hace pocos días porque en el frente donde estaba no tenían un sencillo aparato para conectarse a internet. Por eso no se enteraron de que estaban lanzando misiles hacia su posición y murieron varios jóvenes soldados. Y me piden ayuda, que les explique a los sindicatos el porqué necesitan este tipo de materiales. No son directamente ofensivos, son para salvar vidas de quienes resisten un enemigo muy superior en material y en efectivos. Sin esa ayuda de los sindicatos, me dicen, estamos condenados.

La conferencia de sindicatos y sindicalistas fue un buen impulso del ánimo para todos los participantes y sindicatos ucranianos. Sin embargo, hoy Natalia me decía que no era suficiente hacer de vez en cuando una buena declaración. Hace falta algo más que buenas palabras. La situación militar domina la escena y los primeros que son conscientes de que deben resistir y echar al enemigo imperialista ruso son los trabajadores. Por eso Natalia quiere que los sindicatos occidentales lleguemos a tocar el corazón de nuestro gobierno para que les den las armes que necesitan y que no tienen. Que hagamos algo, que se está muriendo a diario gente trabajadora y el primer derecho que tienen los trabajadores es a defender la propia vida y la de su familia. Sin ese derecho, ¿se pueden defender los demás? me pregunta...

Quizás la coordinadora internacional de la UGT catalana, Cati Llibre, ponía el dedo en la llaga cuando en su intervención, la última que se hizo antes de cerrar el acto, decía:

“Nosotros trabajamos por la paz, rechazamos y condenamos firmamente la invasión rusa de Ucrania. Estamos convencidos de que el derecho de un pueblo a defenderse de una agresión externa es un derecho natural inalienable y que todos los aquí presentes debemos trabajar para ayudar a nuestros hermanos sindicalistas que la sufren. Debemos poner sobre la mesa cómo podemos ayudarles y trabajar conjuntamente para eliminar las barreras que pongan límites a esta ayuda y que nos atan de manos. Aunque esto implique revisar posicionamientos de los sindicatos a nivel internacional que podían parecer válidos en períodos de paz pero que los acontecimientos de los últimos años están haciendo necesaria su revisión.

Si los agresores no respetan los tratados internacionales y al mismo tiempo nosotros nos ponemos límites al tipo de ayuda que podemos dar, estamos dejando un camino muy amplio para que el imperialismo, la barbarie y el fascismo se expandan por todo el mundo.

Como ugetistas, como sindicalistas, siendo fieles a nuestra tradición de lucha por los derechos humanos, las libertades y la democracia, nos obliga a hacer nuestra la lucha de las trabajadoras y trabajadores de Ucrania por su libertad.”

Alfons Bech sindicalista y activista social, es coordinador sindical de la campaña europea de solidaridad con Ucrania.