Luis Ramiro, Adam Holesch, Piotr Zagórski
El pasado mes de abril la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos, en tres votaciones separadas, aprobó paquetes de ayuda a Ucrania, Israel y a la región del Indo-Pacífico (Taiwan, pero no sólo). La ayuda militar a Ucrania se ha convertido en un elemento de disputa política relevante, con una parte del Partido Republicano paralizando durante meses la tramitación de la ley. La ley de ayuda a Israel fue aprobada con 366 votos a favor y 58 en contra; la ley de ayuda a Ucrania con 311 a favor y 112 en contra; la ley referente al Indo-Pacífico con 385 a favor y 34 en contra. Los resultados, aunque ampliamente favorables, fueron diferentes porque en la ley sobre Israel 21 Republicanos y 37 Demócratas se opusieron; en la ley sobre el Indo-Pacífico ningún Demócrata votó ‘No’ pero 34 Republicanos se opusieron; mientras que en la más controvertida ley sobre Ucrania ningún Demócrata se opuso pero 112 representantes del Partido Republicano votaron ‘No’ a una ley que incluía ayuda militar crucial para la defensa ucraniana.
Dejando a un lado la relevante variación en la actuación de los representantes conservadores y de derecha radical, el voto diferente de los representantes del Partido Demócrata según el país destinatario de la ayuda es también interesante. La oposición de una parte de los Demócratas a la ley sobre ayuda a Israel era previsible. Como, en cambio, también lo era su apoyo a la ley de ayuda militar a Ucrania. Y esto es especialmente interesante porque entre esos Demócratas de la Cámara de Representantes que apoyaron la ayuda militar a Ucrania se encuentran algunos/as que no dudaríamos en calificar como de izquierda o incluso de izquierda radical (por ejemplo, Bowman, Ocasio-Cortez, Omar, o Tlaib).
En contraste, entre la izquierda radical en los países de la Unión Europea (y de otras partes del mundo) podemos encontrar una considerable variación de posiciones sobre la ayuda militar a Ucrania que no encontramos en el unánime apoyo de esos Representantes de izquierda radical estadounidense. La izquierda radical europea ha condenado la invasión rusa de Ucrania, pero presenta una diversidad considerable en sus discursos sobre Rusia, sobre Ucrania, o sobre las actuaciones a implementar ante la invasión rusa, que se manifiestan igualmente en el voto de sus representantes en las cámaras legislativas. Un rango de diversidad que puede quedar ilustrado, por ejemplo, por el apoyo de la izquierda radical finlandesa a la entrada de su país en la OTAN tras la invasión rusa (cuando la Alianza de Izquierdas era parte del gobierno de coalición liderado por los socialdemócratas) y, en sentido opuesto, la continuada oposición de Podemos, IU y el PCE a que España envíe ayuda militar a Ucrania. Las posiciones de estos partidos no son irrelevantes puesto que se trata de actores con un apoyo significativo, que han ocupado y ocupan posiciones de gobierno en varios países de la UE, y la invasión rusa de Ucrania es una de las cuestiones más importantes de la política europea.
En este artículo vamos a aproximarnos a la descripción y medición de esa variación en las posiciones hacia Rusia y Ucrania de la izquierda radical europea. No pretendemos aportar ‘otro maldito artículo más sobre la izquierda y Ucrania’ (imitando, con perdón, el título de una de las novelas del columnista de este medio Isaac Rosa). La invasión rusa de Ucrania de 2022 ha generado ya múltiples artículos que señalan las implicaciones morales de la negativa de ciertos partidos de izquierda radical a apoyar a Ucrania, las consecuencias funestas para Ucrania si se siguiera esa política de no-intervención, las contradicciones desde una perspectiva anti-imperialista de no armar a Ucrania; artículos, en definitiva, que piden, más o menos directamente y diríamos que con poco éxito, que esos partidos de izquierda radical reconsideren su posición. Éstos no son nuestros propósitos. Las posiciones de los partidos tienen implicaciones morales y políticas, pero no las abordamos aquí, y tampoco pretendemos influir en sus orientaciones. En un momento en que las posiciones que se adopten hacia el régimen de Putin son especialmente trascendentales, en que las orientaciones de la derecha radical han sido observadas con atención dada la manifiesta cercanía de algunas de estas formaciones con Rusia, nuestro objetivo es clarificar qué ocurre con la también relevante izquierda radical europea.
Por un lado, se podría esperar que la izquierda radical europea, auto-definida por su anti-imperialismo, adoptara una posición no sólo condenatoria de Rusia y de Putin (algo que ha hecho), sino también favorable a Ucrania, favorable a ayudar al actor más débil y vulnerable, que experimenta una agresión de un régimen con vocación neo-imperial, una invasión total, y sufre de modo cotidiano crímenes de guerra. Pero, por otro lado, basta un somero conocimiento de las posiciones de la izquierda radical europea sobre Rusia y Ucrania previas a la invasión de 2022 para anticipar que su respuesta es probable que no sea esa, ni que sea homogénea.
Antes de la invasión rusa de 2022 Ucrania sufrió ya una invasión y agresión del régimen de Putin en 2014 que culminó con la anexión rusa de Crimea y con la guerra en el Donbas. Desde 2014 no ha sido raro encontrar en algunos de los partidos de la izquierda radical europea (pero no en todos, y esto es importante) una interpretación de lo ocurrido en Ucrania desde entonces que, además de ser muy esquemática, se asemeja mucho al relato que hacía el propio régimen de Putin de la política ucraniana y de su intervención. Así, algunos políticos de la izquierda radical europea han descrito y describen las movilizaciones que llevaron al reemplazo del presidente ucraniano Yanukóvich en 2014 como un resultado de la influencia extranjera y como un golpe de estado, el conflicto Rusia-Ucrania como algo alimentado por la interferencia occidental, y a los gobiernos ucranianos como títeres de Estados Unidos o la UE y dominados por la ultraderecha o por ‘nazis’. A partir de ese relato es esperable una escasa asertividad hacia Putin pero también cierta diversidad en las posiciones de los partidos de la izquierda radical europea no sólo antes sino también después de la invasión rusa de 2022. ¿Ha sido así?
En un reciente artículo académico analizamos las posiciones de los partidos de izquierda radical en la UE hacia Rusia atendiendo no ya a sus palabras sino al voto de sus eurodiputados en el Parlamento Europeo, antes de la invasión rusa de Ucrania en 2022 e inmediatamente después. Lo que hacemos es medir el nivel de asertividad de estos partidos hacia Rusia usando como indicador el voto de sus eurodiputados en las iniciativas presentadas en el Parlamento Europeo relacionadas con Rusia (con sus actuaciones, con sus políticas, con su intervención en Ucrania) y con la posición que debiera adoptar la UE hacia el régimen de Putin. Los resultados de este análisis se pueden resumir en cuatro grandes conclusiones.
Primero, la posición media sobre Rusia de los partidos de izquierda radical y del grupo parlamentario de la izquierda radical en el Parlamento Europeo antes de la invasión rusa de Ucrania de 2022 era desde luego muy poco asertiva. Eso podría esperarse a partir de ciertos discursos de la izquierda radical sobre la actitud de la UE hacia Rusia, el papel de la OTAN y Estados Unidos, y las versiones del anti-imperialismo que asumen algunos de estos partidos. Pero lo que encontramos en nuestro análisis, y no resulta tan esperable, que esa posición de escasa asertividad hacia el régimen de Putin era incluso menos asertiva que la de otros grupos parlamentarios con partidos euroescépticos y de derecha radical (como el grupo Identidad y Democracia).
Segundo, la invasión rusa de Ucrania de 2022 transforma de modo muy significativo la posición de la izquierda radical. La izquierda radical pasa de una posición muy poco asertiva, como media, a una posición mucho más asertiva que, sin llegar a la que mantienen el grupo socialdemócrata y el grupo verde, la aleja de su disposición previa. Tras la invasión rusa la izquierda radical adopta finalmente una posición más crítica con Rusia y, así, supera en asertividad media al grupo ultraderechista de Identidad y Democracia, por ejemplo.
Tercero, y muy importante, la posición hacia Rusia de la izquierda radical era relativamente heterogénea antes de la invasión de 2022 y lo sigue siendo tras ella. Antes de la invasión de 2022 el rango de posiciones incluía algunas muy críticas y asertivas hacia Rusia en partidos nórdicos, como la Alianza Rojiverde danesa, en niveles comparables a los de otros partidos progresistas socialdemócratas y verdes, y posiciones en absoluto asertivas, como las Partido Comunista de Grecia. Tras la invasión de 2022 la familia de partidos de izquierda radical incrementó ligeramente su diversidad interna, con la izquierda radical nórdica y escandinava de nuevo en posiciones más críticas hacia Rusia y los comunistas griegos y portugueses en posiciones escasamente asertivas.
Cuarto, esa variedad de las posiciones de la izquierda radical hacia Rusia antes y después de su invasión de Ucrania de 2022 parece mostrar cierta pauta. Con la prudencia a la que obliga el número de partidos observados, parece que la asertividad hacia Rusia tras su invasión de Ucrania de 2022 aumentó en todos los partidos pero más entre partidos de izquierda radical asociados a una versión ideológicamente más innovadora, de nueva izquierda radical, y aumentó menos entre partidos de izquierda radical comunistas o más tradicionales ideológicamente. Así, esta misma pauta parece repetirse cuando se observa el nivel de asertividad hacia Rusia tras 2022: los partidos de nueva izquierda radical suelen ser más asertivos, los partidos de izquierda radical ideológicamente más tradicionales o comunistas suelen ser menos asertivos.
Otros factores que pueden influir en la asertividad de los partidos, como la posición geoestratégica de su país, no pueden analizarse bien con la muestra de casos de la izquierda radical en el Parlamento Europeo. El efecto de que un partido esté en el gobierno o en la oposición no conduce a conclusiones claras con esta muestra de partidos: la izquierda radical finlandesa es muy asertiva hacia Rusia, y lo fue mientras estuvo en el gobierno; Podemos y el PCE-IU no son asertivos a pesar de que incrementaron su asertividad tras la invasión de 2022 estando en el gobierno.
Y esto enlaza con una última nota sobre el caso español con la que concluimos este artículo. En la izquierda radical española antes y después de la invasión rusa de 2022 se han producido referencias al ‘golpe de estado del Maidan’ como origen de la actual guerra, a amenazas occidentales a Rusia como su factor causal clave, a la expansión de la OTAN como explicación central de la invasión rusa de 2022, a la actual guerra como una guerra ‘proxy’ entre la OTAN y Rusia, a Ucrania como un actor carente de agencia en el conflicto, a la asistencia militar a Ucrania como una política destinada no a evitar la derrota ucraniana sino a alargar inútilmente el conflicto, beneficiar a lobbies belicistas y empeorar las condiciones de vida en Occidente, y otras referencias de orientación similar. Sin ser éste un relato excepcional, no toda la izquierda radical europea expone esta narrativa sobre la invasión rusa. Pero, en efecto, a partir de ese relato no puede extrañar que la izquierda radical española sea de las menos asertivas hacia la Rusia de Putin. Particularmente eran muy poco asertivos los eurodiputados de IU (ambos del PCE). Tras la invasión de 2022 los eurodiputados de Podemos e IU aumentaron su asertividad, pero, aun así, observada la izquierda radical europea en su conjunto, estos eurodiputados se encuentran entre los menos asertivos hacia Rusia. No sólo la izquierda radical nórdica y escandinava, sino grupos como el Bloque de Izquierda portugués, La Francia Insumisa o Syriza muestran un mayor nivel de asertividad. Los eurodiputados de IU, de hecho, se sitúan junto a los del AKEL chipriota, el Partido Comunista Portugués o el Partido Comunista de Grecia entre los menos asertivos hacia Rusia tanto antes como después de la invasión rusa de 2022. En un panorama de diversidad en la izquierda radical, ellos aparecen en posiciones ciertamente extremas incluso dentro de su familia de partidos.
Queda para otra ocasión la discusión sobre el impacto de esta posición extrema sobre la oferta política de la izquierda, y sobre el apoyo electoral y la simpatía hacia estos partidos. La ‘política exterior’ es cada vez más parte de la crecientemente relevante dimensión ‘cultural’ del conflicto político, pero la política europea (a pesar de las cercanas elecciones) y el apoyo a Ucrania no están siendo objeto de mucha atención en España (exceptuando, paradójicamente o no tanto, a algunos políticos españoles precisamente de izquierda radical). No obstante, es una cuestión merecedora de atención.