Desde hace más de dos meses, la población ucraniana sufre graves cortes de electricidad debido a los ataques con cohetes. Y es probable que la situación empeore considerablemente este invierno. Sin embargo, la vida demuestra que es posible mejorar la vida cotidiana incluso ante cortes de electricidad que duran meses, si la gente se apoya mutuamente y si las autoridades locales hacen su trabajo desinteresadamente. Este es el enfoque de las dificultades que se explora en este artículo.
En las zonas de las líneas del frente de Ucrania, muchos pueblos llevan un año o más sin electricidad. La situación se complica aún más por la imposibilidad de realizar trabajos de reparación, ya que los alrededores son bombardeados con regularidad. Sin embargo, las y los habitantes han conseguido organizar unas condiciones de vida aceptables. Se ayudan desinteresadamente equipándose, compartiendo generadores, reparando las infraestructuras de transporte quemadas, repartiendo leña en las zonas más calientes y organizando un presupuesto popular para cubrir las necesidades más urgentes. Publicamos relatos sobre la vida de los habitantes de cuatro pueblos de las regiones de Kharkiv, Soumy y Mykolaiv.
“Todo el mundo está en una situación similar”La mayoría de los ucranianos y ucranianas saben por experiencia que los cortes prolongados de electricidad provocan un deterioro de las condiciones de vida, incluido problemas con el agua, la calefacción y las comunicaciones. En el caso de las regiones del frente, sometidas a bombardeos regulares, también resulta difícil desplazarse y transportar medicinas y alimentos. No obstante, muchas personas optan por vivir cerca de la línea del frente, incluso en unas condiciones extremas: a pesar del peligro, prefieren quedarse en casa. Viktoriia Kolodochka, jefa del distrito Tokarivsky de la autoridad local de Derhatchi, en el oblast de Járkov, relató a Commons que cuatro pueblos de su distrito llevan dos años sin electricidad: Kochubeivka, Shopyne, Tokarivka y Hoptivka. Antes de la guerra, en estos pueblos vivían mil personas. Hoy son 69, 50 de llas en Hoptivka.
Con el tiempo, la gente se ha adaptado a la falta de electricidad. Los frigoríficos no funcionan, así que hay que preparar alimentos para una sola comida. Los alimentos perecederos (mantequilla, sopas) se guardan en barreños de agua, que se renueva con frecuencia, para que la comida pueda conservarse hasta dos días. La ropa se lava a mano. Para ello, calientan el agua con fuego, pero la mayoría de las veces utilizan gas embotellado porque en la región hay problemas con la leña. En los pueblos no hay medios de comunicación. El sistema de satélite Starlink, gratuito, se enciende dos veces por semana para que los habitantes puedan comunicarse con sus familias.
Gracias a la participación activa de la starosta[1], el autogobierno local y la gente voluntaria, la población de la región resuelve el problema de la falta de electricidad con la ayuda de generadores. Mucha gente también dispone de baterías. Pero el problema más grave sigue siendo el de la calefacción. El Estado suministra leña gratis en las poblaciones de las zonas fronterizas, pero hay problemas de suministro. Según Viktoriia Kolodochka, la leña tiene que transportarse al pueblo en coches con remolque, porque los camiones son tiroteados. Sin embargo, no es posible transportar mucha leña en coche, así que, para tener tiempo para distribuirla, hay que empezar a almacenarla al final del verano.
Cabe señalar que las condiciones de vida extremadamente difíciles no han dividido a las y los habitantes del frente. Según Viktoriia Kolodochka, las y los aldeanos ayudan a las personas solas y discapacitadas: llevan agua, limpian la casa y cubren las ventanas con film de plástico. Los hombres de los pueblos vecinos ayudan a repartir leña, que traen gratuitamente a Hoptivka en sus propios coches.
Cada uno de ellos ha estado en una situación similar, así que intentan ayudar. Me gustaría añadir que el personal de la starosta también se ha vuelto mucho más amistoso. Incluso podemos decir que hemos desarrollado una relación familiar. Siempre estamos en contacto, nos ayudamos en todo lo que podemos y compartimos nuestras experiencias, afirma Viktoriia Kolodochka.
Hoy, esta mujer, que vive en la cercana ciudad de Dubivka, tiene que trabajar como trabajadora social, enfermera y psicóloga, además de ser starosta. Además, tiene que visitar a todas las y los habitantes de los pueblos sin electricidad, ya que la falta de comunicación hace que no pueda llegar a la gente de ninguna otra forma.
Hemos creado una “carretera de la vida”
Otro ejemplo es la aldea de Ryzhivka, en la comunidad de Bilopilska, provincia de Soumy, que se encuentra cerca de la aldea rusa de Tyotkino, en la provincia de Kursk, y es bombardeada con regularidad. En otoño de 2022, el pueblo se quedó sin electricidad por primera vez cuando un proyectil dañó un tendido eléctrico a 500 metros de la frontera. Pero gracias a la iniciativa de un residente local, el jefe forestal del distrito, Sergei Anikin, se restableció la electricidad. Consiguió convencer a un equipo de electricistas para que acudieran al lugar del accidente, pero con el vehículo de Anikin, ya que los vehículos no locales estaban bajo fuego. Los daños fueron reparados, pero unos meses después, la línea eléctrica volvió a ser bombardeada. Esta vez, los electricistas se negaron rotundamente a salir por razones de seguridad. Las y los aldeanos no pudieron reparar la línea por sí mismos, a pesar de que tenían cierta experiencia y las herramientas necesarias proporcionadas por los electricistas.
Ryzhivka lleva sin electricidad desde la primavera pasada. Los aldeanos eligieron a Sergei Anikin para dirigir la aldea porque participaba activamente en el suministro de alimentos y en la ayuda humanitaria. Anikin afirma que su trabajo como starosta ha tenido un gran impacto en su salud y casi le cuesta la vida. Ha sido atacado en varias ocasiones. En una ocasión, incluso se enredó en un cable trampa, pero afortunadamente la mina no explotó, y Sergei y la mujer que caminaba detrás de él sobrevivieron. En varias ocasiones, el starosta ha limpiado a mano tramos de carretera sembrados de minas. Dice que al principio tenía miedo, pero que luego se acostumbró. Según Anikin, los habitantes de Ryzhivka se acostumbraron rápidamente a la ausencia total de electricidad e hicieron todo lo posible por adaptarse.
Fue difícil vivir sin electricidad durante los tres primeros días. Luego empezamos a adaptarnos. Creamos un punto para la gente, donde instalamos un generador, y la gente podía venir a cargar sus teléfonos móviles por la mañana y por la tarde. También utilizamos el generador para suministrar agua, porque nuestro pueblo tiene un sistema centralizado de suministro de agua, explicó.
Según Starosta, la gente voluntaria y las autoridades locales ayudaron parcialmente a la población proporcionando generadores domésticos. Las y los residentes han cooperado a menudo con sus vecinos y han comprado un generador para varias familias. Se ha convertido en práctica habitual llamarse unos a otros e invitarse a recargar teléfonos y baterías. El principio es que si yo ayudo hoy, mañana me pueden ayudar a mí. Debido a las carreteras destruidas y minadas y a los constantes bombardeos, el pueblo está prácticamente aislado. Los servicios gubernamentales y la gente voluntaria no puede llegar hasta allí. Un día, la gente se dio cuenta de que el agua había arrasado las carreteras que podían utilizar para salir del pueblo. La única solución era construir un puente sobre el arroyo. Pero era peligroso, ya que siempre había riesgo de bombardeos.
En aquel momento sólo quedaban diez hombres sanos. Propuse construir un puente y me apoyaron, no había que convencer a nadie. Todo el mundo comprendió que construía para sí mismo. En ese momento, me di cuenta de que tenía apoyo desde hacía mucho tiempo, que los chicos siempre me ayudarían, explica Sergey Anikin.
La gente trabajó durante quince días durante dos horas, porque entonces empezó el fuego de mortero. Sin embargo, el puente se construyó y, afortunadamente, nadie resultó herido. El pueblo sufrió un día negro en marzo de este año, cuando casi el 70% del pueblo quedó destruido en un potente bombardeo que duró cinco días. En la actualidad, sólo seis personas viven en Ryzhivka, el resto ha abandonado la zona.
Responsabilidad hacia los demásOtro pueblo de la comunidad de Bilopilska, Obody, lleva más de un año sin electricidad, y sólo quedan 65 de sus 600 habitantes. El tendido eléctrico dañado que abastece al pueblo se encuentra a unos cientos de metros de la frontera y debe ser sustituido a lo largo de cuatro kilómetros. Las autoridades locales habían previsto tender un cable subterráneo desde el pueblo vecino de Katerynivka, pero problemas de autorización impidieron su tendido.
El abastecimiento de agua es ahora el mayor problema del pueblo. Debido al calor abrasador de julio, el agua de los estanques y pozos casi se ha secado. Sin embargo, gracias al sistema centralizado de suministro de agua de la aldea y a unos potentes generadores, las y los residentes y los animales no sufren sed, aunque el agua se suministra cada hora y la gente tiene que abastecerse por si acaso. Mucha gente ha comprado generadores. Según la jefa de la aldea, Olena Minakova, el plan era equipar varios hogares con un potente generador, pero debido a la distancia entre ellos, abandonaron la idea. Por ello, las autoridades y las personas voluntarias de la comunidad ayudaron a los aldeanos a comprar algunos generadores, mientras que los demás los compraron las y los residentes a sus expensas: alguna gente arrascó dinero de sus pensiones, a otra le ayudaron sus hijos. Quienes lo deseen pueden cargar sus teléfonos en la oficina de la starosta. Actualmente no hay sistema de comunicación en el pueblo, ya que la antena repetidora del pueblo vecino ha sido dañada por proyectiles. Para llegar hasta sus seres queridos, las y los habitantes de Oboda tienen que recorrer cinco kilómetros por una carretera bombardeada, a menudo amenazada por drones FPV.
La ayuda humanitaria, las medicinas, el combustible y los alimentos llegan al pueblo principalmente de la mano de Olena Minakova y su marido, que es conductor y también realiza otras muchas tareas. Antes de la guerra, ella se encargaba de los asuntos sociales, pero después de que el anterior jefe de la aldea fuera destituido por motivos de salud, aceptó la oferta de convertirse en starosta. Podría haberse marchado hace tiempo, pero decidió quedarse con sus compañeros porque se sentía responsable. El trabajo de Olena es difícil. Tiene que ocuparse de muchos asuntos importantes, arriesgando su vida en el proceso. Una o dos veces por semana, Olena y su marido tienen que salir del pueblo para cubrir las necesidades de la gente. Al mismo tiempo, aviones, helicópteros y drones sobrevuelan a menudo la aldea y se producen bombardeos con regularidad.
Hay minas a lo largo de las carreteras y en los campos, y las carreteras están en tan mal estado que tenemos que conducir a poca velocidad. No da miedo, pero hacemos hacemos la entrega y nos vamos, explica Olena Minakova.
La pareja tiene un vehículode empresa, un Lada. Un vehículo que consume mucho combustible, que es esencial para hacer funcionar los generadores del pueblo, y el ayuntamiento no puede proporcionar más. Así que Olena y su marido utilizan sobre todo su coche particular, que a menudo tienen que repostar corriendo con los gastos.
A pesar de esas difíciles condiciones, Olena Minakova asegura que no ha notado ninguna depresión entre la población. La gente intenta mantener el pueblo en buenas condiciones, manteniendo limpias las carreteras y eliminando la maleza de los cunetas. Intentan tener un aspecto pulcro y vestir adecuadamente. Según la starosta, esto alivia psicológicamente a la gente. Además, la comunidad se esfuerza por resolver los problemas conjuntamente.
Me he dado cuenta de que la gente se ha vuelto más amistosa. Se nota en los pequeños detalles. Los vecinos y vecinas siempre informan a los demás sobre la disponibilidad de ayuda humanitaria. Si alguien viene a la oficina de la starosta, trae los aparatos electrónicos que la gente le ha dado para cargar. En primavera, se realiza un trabajo comunitario para plantar en los jardines. Para ello, utilizan todo lo que tienen: un tractor, un arado, un caballo. Se interesan constantemente por la vida de los demás. Si alguien no sale, se preocupan por él y le visitan, explica Olena Minakova.
Señala que, a pesar de las dificultades, los aldeanos y aldeanas siguen creyendo que los tiempos difíciles llegarán pronto a su fin.
Crear sus propios recursosLa experiencia de los habitantes del pueblo de Zelenyi Hai, en la comunidad de Shevchenkivska, en la región de Mykolaïv, es interesante: tras nueve meses sin electricidad y bajo los bombardeos, sus habitantes han creado un fondo de autoayuda que les permite responder rápidamente a los problemas sociales locales. Zelenyi Hai se quedó sin electricidad en marzo de 2022. En uno de los ataques a la escuela murieron varias personas, entre ellas el anciano del pueblo. Después, el jefe de la comunidad de Shevchenkivska, Oleh Pylypenko, fue hecho prisionero. Esto dejó al pueblo prácticamente sin gobierno. Oksana Hnedko, residente de Zelenyi Hai y responsable de asuntos sociales del pueblo en aquel momento, declaró que empezó a ayudar activamente a sus compatriotas a resolver las dificultades relacionadas con el suministro de ayuda humanitaria. Al mismo tiempo, se ocupaba constantemente de su marido en el hospital: era director de escuela y uno de los que habían sufrido en el bombardeo de la escuela. Sin embargo, los médicos no pudieron salvar la vida de su marido.
Las organizaciones humanitarias estaban dispuestas a proporcionarnos ayuda, pero nos pidieron que la trajéramos nosotros mismos al pueblo debido a la intensidad de los bombardeos. Así que uno de nuestros granjeros locales se encargó de transportar la ayuda humanitaria al pueblo. También conectó sus propios generadores a la torre de agua, que él mismo suministró. Así fue como los habitantes de Zelenyi Hai tuvieron agua a pesar de la falta de electricidad, cuenta Oksana Gnedko, que ahora es la starosta del pueblo.
Las hostilidades en torno al pueblo terminaron en noviembre de 2022. En ese momento, muchas organizaciones benéficas acudieron a la aldea y no sólo ayudaron en la reconstrucción, sino que también instalaron potentes paneles solares para alimentar el suministro de agua. La población decidió crear un fondo de autoayuda para poder utilizar sus propios recursos a la hora de resolver rápidamente diversos problemas de la aldea. Por ejemplo, en materia de paisajismo, apoyo, etc.
Entendemos que algunos pueblos necesitan más dinero que nosotros para reconstruir. Así que hemos decidido utilizar nuestros propios recursos para apoyarles. Realizamos una reunión en la que elegimos un tesorero que informa de nuestras finanzas. Financiamos nuestro fondo mediante contribuciones: 50 UAH al mes por persona, es la decisión que tomó la propia gente. Parece poco dinero, pero al cabo de un tiempo se convierte en una cantidad considerable. También decidimos todos los asuntos relacionados con los gastos en la Junta General. Los debatimos en un grupo cerrado en Viber, explica Oksana Gnedko.
La población ya ha utilizado el fondo para mejorar el cementerio y pavimentar el camino de entrada, algo de lo que está muy orgullosa. La starosta destaca el interés de la gente por resolver problemas juntos. “Para mí, este pueblo es único porque la gente ya estaba unida antes, pero durante la guerra se hizo aún más amiga”, concluye.
La experiencia de los habitantes de las comunidades de primera línea con los que hablamos demuestra que, aunque es extremadamente difícil vivir sin electricidad, en situaciones extremas en las que la ayuda estatal es limitada, la gente se ve obligada a organizarse. En esta interacción, la riqueza y el beneficio personal suelen ceder el paso a los objetivos colectivos, de modo que la gente aúna fuerzas, ayuda activamente a quienes no pueden valerse por sí mismos y afronta desinteresadamente los problemas sociales. Cuantos más miembros de la sociedad participen en este proceso de construcción de vínculos horizontales de solidaridad, más personas podrán hacer frente a los retos de una época en la que confiar en las autoridades es inútil.
20708/2024
Publicado por Commons.
Notas
[1] Cargo administrativo para representar los intereses de todos los residentes. NdT.