Carta abierta a nuestras y nuestros camaradas de DSA: por un antiimperialismo consecuente

Democratic Socialist of America (DSA) está a punto de cometer el terrible error de romper con más de 100 años de solidaridad con los pueblos coloniales en sus luchas contra el imperialismo y de solidaridad con los oprimidos en su lucha por la democracia.

Desde 2014, Rusia libra una guerra de agresión contra su antigua colonia, Ucrania, apoderándose de Crimea en 2014, organizando movimientos separatistas en Donetsk y Luhansk y lanzando una guerra total desde el 24 de febrero de 2022. Se trata de una invasión abiertamente anexionista con una trayectoria genocida, a la que el pueblo ucraniano está resistiendo para la supervivencia de su nación. La guerra rusa ha provocado atrocidades como la masacre de poblaciones civiles y el secuestro de miles de niños.

Durante más de 100 años, las y los socialistas revolucionarios y democráticos han apoyado el derecho de las naciones a la autodeterminación, poniéndose del lado de los pueblos de Argelia, Vietnam, Cuba y muchas naciones africanas que libraron guerras anticoloniales. Las y los socialistas revolucionarios y democráticos siempre han apoyado su derecho a obtener armas dondequiera que puedan para luchar por su soberanía nacional contra las potencias imperiales. No es la primera vez que los objetivos de las potencias imperiales y los socialistas coinciden. Durante la Segunda Guerra Mundial, muchas personas en Francia, Italia y Polonia, incluidas muchas de izquierda, se levantaron para luchar contra los nazis. Buscaron y (hasta cierto punto) recibieron armas y equipos de los aliados. Estados Unidos envió armas a Tito y a los partisanos yugoslavos que luchaban contra la ocupación alemana, así como al Vietminh en su lucha por la liberación nacional contra Japón, y pensamos que eso es algo bueno. Adoptamos la misma posición respecto del derecho de los húngaros en 1956, de los checos y eslovacos en 1968 y de los polacos en 1980, a establecer sus propios gobiernos libres de la dominación y, en dos de estos casos, de la intervención militar de la Unión Soviética. El apoyo revolucionario de las y los socialistas democráticos al derecho a la autodeterminación se ofreció independientemente del carácter político de los antiguos estados coloniales.

Hoy, en el caso de Ucrania, DSA parece dispuesto a romper con esta larga historia de apoyo a los pueblos oprimidos. No apoyar a Ucrania significa permitir que Rusia gane en su guerra imperialista, conquiste Ucrania en parte o en su totalidad, e imponga en el territorio conquistado el régimen autoritario y brutal de Vladimir Putin que niega los derechos democráticos a sus ciudadanos, sus trabajadores, las personas LGBTQ y las minorías étnicas. Putin también quiere suprimir la lengua y la cultura ucranianas, razón por la cual su ejército ha estado saqueando museos y robando niños.

Aunque Ucrania recibe armas militares de Estados Unidos y de los países de la OTAN, nadie ha forzado a las y los ucranianos a librar esta guerra, y nadie podría hacerlo. Las y los ucranianos luchan por su país por su propia voluntad y bajo el liderazgo de sus líderes electos. Esta no es una guerra por poderes entre grandes potencias, sino más bien una guerra de autodeterminación nacional librada por una democracia imperfecta y neoliberal contra un Estado imperialista. Nuestros principios socialistas de apoyo a la autodeterminación nacional y la democracia en todo el mundo deberían ponernos del lado de Ucrania.

Es un principio básico de la política antiimperialista que "nuestro principal enemigo está en casa", es decir, en nuestro caso, el imperialismo estadounidense y sus aliados, con todos los monstruosos crímenes contra la humanidad perpetrados por las políticas estadounidenses, en nuestro nombre. Sin embargo, esto nunca ha significado considerar al "otro lado", por ejemplo las potencias actuales de China o Rusia en tanto que principales rivales imperiales de Estados Unidos, como "progresistas" en ningún sentido, ni considerar sus crímenes como una mal menor o simplemente como respuesta a la “provocación” de Estados Unidos.

Por lo tanto, debemos oponernos a la Resolución de Consenso No. 4 del Comité Internacional, así como a la enmienda sobre el antimilitarismo socialista y la guerra en Ucrania.

(Enmienda a la Resolución de Consenso No. 4), las cuales violan estos principios.

Otra enmienda a la resolución del comité internacional, la enmienda C a la resolución de consenso: Por un internacionalismo de la lucha de clases (enmienda al CR No. 4), si bien reconoce la importancia de los derechos democráticos y la autodeterminación de las naciones en abstracto, evita la cuestión candente de en qué lado deberían situarse las y los socialistas en lo que respecta a Ucrania.

Como antiimperialistas consecuentes y no selectivos, entendemos perfectamente que la ayuda militar de Estados Unidos y la OTAN a Ucrania se basa en los intereses de las potencias occidentales, no en el apoyo a la “democracia contra el autoritarismo” u otros pretextos. Los crímenes del imperialismo estadounidense, la potencia mundial dominante –en América Latina, al apoyar plenamente la guerra de Israel contra el pueblo palestino y ser cómplice de las dictaduras más brutales de Medio Oriente, como Egipto y Arabia Saudita, y muchas más– continúan sin cesar. Nada de esto niega el derecho de Ucrania a recibir ayuda militar de cualquier lugar. Nadie en DSA apoya la política exterior del gobierno de Estados Unidos ni sus objetivos políticos y económicos en Europa ni en ninguna otra parte del mundo. Como socialistas, nos oponemos a la OTAN y pedimos su disolución. Pero resulta que actualmente, a corto plazo, la política de Estados Unidos y la OTAN, por sus propias razones, coincide con la de los socialistas internacionales en la cuestión del armamento de Ucrania.

Si la autodeterminación nacional está en el centro de esta discusión, también está en juego la cuestión del apoyo a los movimientos democráticos. En el pasado el Comité Internacional de DSA ha silenciado sus críticas a algunos regímenes autoritarios y no ha apoyado consistentemente los movimientos democráticos. Necesitamos discutir la situación actual, en la que no tenemos regímenes revolucionarios, sino regímenes más o menos autoritarios y más o menos democráticos, y necesitamos desarrollar cierta sofisticación en la forma en que desarrollamos nuestro análisis.

Al comienzo de la guerra, Ucrania era una democracia muy imperfecta, pero a diferencia de Rusia, tenía sindicatos independientes y grupos y publicaciones de izquierda que se oponían al gobierno de Zelensky. Hasta ahora, DSA no ha apoyado al pueblo ucraniano en general, se ha negado a apoyar a los grupos democráticos, a los socialistas y anarquistas de izquierda, a los sindicatos y a las feministas en Ucrania. En nuestra opinión, DSA debería apoyar la guerra legítima de Ucrania contra la invasión rusa, exigir la retirada inmediata de las fuerzas ocupantes rusas y la cancelación de la agobiante e impagable deuda externa de Ucrania, y apoyar y amplificar la voz de las fuerzas progresistas y de izquierda ucranianas que resisten a las políticas antiobreras y neoliberales de su propio gobierno, a la vez que participan activamente en el esfuerzo de guerra.

La tradición socialista exige que apoyemos a Ucrania y a los movimientos por la democracia de los oprimidos y explotados en todo el mundo.

FIRMANTES

Traven Leyshon, Vermont DSA; Bill Fletcher Jr., At Large DSA; Dianne Feeley, Detroit DSA; Dan La Botz, New York DSA; Phil Gasper, Madison Area DSA; Joanna Misnik, Chicago DSA; Rob Bartlett, Chicago DSA; Claudette Begin, East Bay DSA; Alex Chis, East Bay DSA; Stanley Heller, Connecticut DSA; Stephen R. Shalom, New Jersey DSA; Suzi Weissman, Los Angeles DSA; Robert Brenner, Los Angeles DSA ; Eric Poulos, Lower Manhattan New York DSA ; Igor Tregub, East Bay DSA; Jerry Mead-Lucero, Inland Empire DSA; Kay Mann, Milwaukee DSA; Joseph Moore, Central Vermont DSA.

https://www.syllepse.net/syllepse_images/soutien-a---lukraine-re--sistante-n-deg-23_compressed.pdf

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur